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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

APUNTES ESTÉTICOS

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, escritor y profesor



“Tenemos el arte para no morir a causa de la verdad”

Friedrich Nietzsche


Bello, desagradable, cursi, sublime, feo, horrible, artístico, huachafo, son algunos de los juicios estéticos que solemos endilgar a diestra y siniestra, pero... ¿qué es la belleza?



Imagen de la "obra" «Comedian», de Maurizio Cattelan, la obra de la que más se habló en la edición de Art Basel Miami Beach (2019). Precio: 120, 000 dólares




“El arte prehistórico más antiguo marca seguramente el paso del animal al hombre”, nos dice el novelista Georges Bataille (citado por Michel Onfray en su texto Antimanual de Filosofía, Editorial EDAF, 2005, p. 94). En estas épocas donde lo llamado artístico es un objeto más de la sociedad de producción y consumo ¿no se ha vuelto banal también la sola palabra ARTE? En tiempos de la fragmentación, la deconstrucción, lo efímero, lo híbrido, el aflojamiento de las verdades y una posvanguardia sin feliz utopía ni mayor ideología, ¿queda espacio para el arte?


Ahora bien, ¿la belleza es una condición objetiva o subjetiva? ¿Cómo influyen las épocas y los valores en la apreciación estética? ¿Una manzana podrida o un retrete con heces en una galería de Ámsterdam son sendas expresiones artísticas? ¿El urinario de Duchamp cuenta como obra de arte? Y de serlo, ¿es más artístico que un cuadro de Van Gogh? ¿Una canción de reguetón repetidamente pasada y posicionada por la empresa MTv es musicalmente una obra de arte? ¿Es más valiosa que una canción de Silvio Rodríguez o que una sinfonía de Mozart? ¿Hay criterios o no? ¿Y quiénes manejan esos criterios? Pero si "todo" es arte, entonces aceptemos que ya “nada” es arte.


¿El arte no está ligado al desarrollo psíquico del artista, del colectivo y finalmente del consumidor de ese arte? Pero ocurre que en la posmodernidad todo es débil, pasajero, rápido, líquido como diría Bauman (2002), en un mundo así ¿hay espacio para la estética? ¿Existe el buen arte y el mal arte? O como dicen algunos relativistas extremos TODO DEPENDE y TODO PUEDE SER ARTE. Claro que si caemos en ese relativismo radical entonces ¿una mancha de humedad en la pared de un museo inglés sería artístico?


Pero las vanguardias, nos dice Onfray, quieren acabar con la vieja forma de pintar, esculpir y componer. Nos dice:


“Antes de Duchamp, el artista trabaja materiales nobles –el oro, la plata, el mármol, el bronce, la piedra, el lienzo, etc.- Tras él, todos los soportes se hacen posibles. Y vemos, en la historia del arte del siglo XX, surgir materiales innobles en el sentido etimológico: así excrementos (Manzoni), cuerpos, sonido (Cage, La Monte Youg), el meadero (Duchamp), la grasa, fieltro hecho con pelo de conejo (Beuys), luz (Viola, Turrell), plástico, tiempo, televisión (Nam Jun Paik), concepto (On Kawara) y lenguaje (Kosuth), basura (Arman), carteles desgarrados (Hains), etc. (Onfray, 2005, p. 85).



El urinario o "La fuente" de Marcel Duchamp




El diccionario oficial de la RAE define ARTE en su segunda acepción como sigue: “manifestación de la actividad humana mediante lo cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros” (1). Y define BELLEZA como aquello “que por la perfección de sus formas, complace a la vista o al oído y por ende al espíritu” (2). Se extrae de esto que lo artístico es una interpretación de la realidad que emplea algún recurso y aspira a complacer, a conmover, a producir deleite, además de expresar cuando no denunciar algo (aunque luego se venda dentro del sistema comercial como se hace con las camisetas que llevan impresas el rostro del Che Guevara o, ahora, con el arte del británico Banksy) (3). Pero desde el urinario de Duchamp, “la Belleza está muerta” nos dice Onfray (p. 87). Octavio Paz nos lo advertía cuando señalaba que sería estúpido discutir acerca de la belleza o de la fealdad de los llamados ready-made (objetos ya confeccionados pero reciclados y reincorporados al estilo del estadounidense Andy Warhol o del coreano Nam June Paik), porque están más allá de ambos adjetivos, ya que no son obras sino signos de interrogación o de negación frente a las obras (Paz, 1994).





Hoy el arte y su ejecutor, el artista, ya no aspira necesariamente a la belleza sino a la interpretación, ya no persigue la sublime contemplación emocional sino la actividad cognitiva de pensar si eso calza como obra artística de calidad. Creemos que por supuesto existe en el mundo mucha creatividad y mucho talento claro que junto a ello se infiltran advenedizos con propuestas débiles cuando no espurias pero con enorme apoyo mediático al punto que nos logran hacer creer, por ejemplo, que los pedazos de mierda de Piero Manzoni bien merecen ocupar un espacio en una galería o que tengan un costo de miles de dólares.




Referencias:

- Bauman, Z. (2002). Modernidad líquida. México: Fondo de Cultura Económica.

- Paz, O. (1994). La apariencia desnuda. La obra de Marcel Duchamp. Madrid: Alianza Forma.

- Onfray, M. (2005). Antimanual de Filosofía. Lecciones socráticas y alternativas. España: Editorial EDAF.


Notas:

(1) Real Academia Española. Diccionario de la lengua española, 23.a edición. Versión en línea: https://dle.rae.es/arte

(2) Ibíd.: https://dle.rae.es/bello?m=form

(3) Banksy: El éxito de la protesta social políticamente correcta. Rafa de Miguel. El País (4/10/2019). Disponible en: https://elpais.com/cultura/2019/10/04/actualidad/1570194602_302304.html

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