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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

BARRAS BRAVAS Y TIEMPOS BRAVOS

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo-Docente


El fenómeno de las barras bravas es un serio problema social en el país desde hace aproximadamente dos décadas. En los últimos años el problema parece desbordar a la población y al propio Estado.


Son variadas las causas de este problema social. Consideramos varios aspectos que van de lo personal a lo colectivo, de lo socio-afectivo a lo ético-moral, de lo institucional hasta lo más genético y personal. La propia dirigencia de los clubes es parte del problema, pues camuflan, ocultan y hasta han llegado, en algunas ocasiones, a brindarles asesoría y apoyo legal a algunos de los peligrosos cabecillas de estas agrupaciones.



Imagen tomada de: https://www.google.com/search?rlz=1C1SQJL_esPE800PE800&biw=1366&bih=608&tbm=isch&sa=1&ei=l6s_XLWFM-3C5OUPvaycmAo&q=barras+bravas+europa&oq=barras+bravas+eur&gs_l=img.1.0.0i24.1578.2675..3953...0.0..0.58.222.4......0....1..gws-wiz-img.......0i67j0j0i5i30j0i8i30.RLSY_x3N_nQ#imgrc=zAFGMTAvyBRzCM:



Dentro de las barras existe una lucha interna por la jefatura pues las dirigencias de los clubes suelen entregar entradas sin costo alguno (cientos o miles de ellas) antes de los partidos y estas suelen ser re-vendidas a las afueras de los estadios consiguiendo lucrar de esta manera con estos ingresos. ¿A dónde van a parar estos ingresos? ¿Sólo al líder o a los líderes de las barras? ¿O van mitad y mitad con estos pseudo dirigentes?


Por otro lado, las barras bravas responden a la clasificación de tribus urbanas, ya que potencian pulsiones relacionadas con el “ser gregario” implícito en el hombre. Las barras hacen sentir a sus integrantes incluidos en una unidad. Cierto es que también ingresan sujetos con manifestaciones psicopatológicas claras, personajes con nulo control de impulsos, conducta disocial, con deficiente educación y carentes de un proyecto de vida. Que provienen de familias disfuncionales y con otros problemas internos como violencia, adicciones, inmoralidad. Esto da pie a que muchas veces la barra brava sea un pretexto para dar rienda suelta a sus odios, resentimientos, frustraciones y deseos de venganza. El fútbol, como deporte masivo y popular, ofrece la ocasión ideal para promover las identidades colectivas, que, muchas veces, solapan la ausencia de identidades individuales, las cuales están debilitadas o ausentes por los problemas familiares y sociales que rodean al joven integrante de una barra brava. El fútbol, la tribuna, el estadio, son un espacio imaginario en el cuál operan a la vez la identificación grupal y la posibilidad simbólica de eliminar, matar al otro, por la fuerza superior que brinda la barra: anonimato y cantidad de personas.


Aquí cabe mencionar también el deficiente trabajo de los miembros del sector judicial, que permiten que detenidos por la policía en flagrante delito salgan libres después de sospechosas resoluciones o la simple imposición de débiles condenas.


Finalmente hoy existe una mediatización de las barras bravas; éstas aparecen en los medios de prensa escrita, televisiva, inclusive, brindando entrevistas. Investigaciones psicológicas concluyen que actos violentos tienden a estimular a agresividad de los espectadores. Es necesario que los medios de comunicación regulen esta escenificación de la violencia, muchos recurren a la explotación de las imágenes agresivas, luego aparece un doble discurso al quejarse de las mismas. Constituyen un “amplificador de la violencia” porque exageran los hechos protagonizados por los “hinchas violentos”; para los barristas son hazañas con la cual consiguen “salir en la tele”. Se brinda así un patrón para la imitación y cierto status entre sus seguidores.


Los barra bravas pues se han constituido en un elemento de identidad, de poder, que cohesionan y socializan, donde el arma no se oculta sino se luce para ser temido y admirado. Ante los problemas de identidad y rol social, muchos jóvenes hacen uso de actitudes incontroladas y violentas que arremeten contra todo rival sin respeto alguno a las normas sociales


Cambiar esta situación requiere un trabajo policial, dirigencial, mediático y educativo. Ya existen experiencias internacionales donde se ha podido frenar estas olas delictivas en el deporte del fútbol.


La problemática de la violencia en el futbol es una nebulosa de amargas consecuencias que no podrá ser resuelta a corto plazo. Todo hace indicar que hablamos de un problema que cohabitará en nuestra sociedad por años mientras exista la desidia y, a la complicidad de nuestras autoridades en general, les sea conveniente y haya quienes se beneficien de la misma.


*Para revisar un trabajo más extenso sobre el tema, ingresar a:

http://revistas.unife.edu.pe/index.php/avancesenpsicologia/article/view/282


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