Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, escritor y divulgador en temas psicológicos
Buen día, por favor y gracias. Tres palabras ciertamente imprescindibles en estos tiempos de rapidez, vida automática y ensimismamiento casi patológico. Tres palabras necesarias en las relaciones humanas que tienen un efecto positivo y hasta lubricante en los contactos personales. Decimos lubricante pues ayudan a disminuir la fricción y pueden preparar el camino para una interacción más respetuosa y hasta amistosa.
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El “buen día” (o buenos días como se suele escuchar más frecuentemente) abre la mañana deseándole al prójimo un inicio positivo en su trabajo, escuela, negocio o tarea cualquiera. El “por favor” nos recuerda que nadie está a “nuestro servicio exclusivo” sino que, si bien él o ella puede estar trabajando en atención al público, lo reconozco como otro digno y válido y abro una solicitud o pedido de manera cortés y respetuosa. Finalmente, las “gracias” es el gesto de gratitud ante el apoyo recibido, el producto ofrecido o el servicio brindado. Cierra así una transacción amable y educada.
Vemos personas que olvidan estas tres palabras en su trato social. Y lo olvidan reiteradamente; no pudiendo disculparse ya por estar desatentos o pensando en las propias musarañas. Y no solo lo olvidan las personas sin mayor educación; muchas veces son los estudiantes universitarios y los profesionales, los que desatienden esto, lo cual ya cobra un tinte de mayor preocupación. ¿De qué nos sirve tener estudios superiores si no hemos aprendido las reglas mínimas de convivencia?
En estos tiempos de aplicativos, de delivery y autoservicio, la interacción humana es cada vez más corta, impersonal y fría, hasta casi burocrática. Sumergidos tal como andamos en nuestros modernos celulares y equipos de música, nos olvidamos ya de los demás y las mínimas reglas de cortesía se ven agonizantes. Cada quien está en lo suyo y el otro es menos que un fantasma o un peldaño para alcanzar lo que quiero.
No es necesario ser doctor o magister en alguna carrera para ser cortés. Y si alguien piensa que por tener estudios o dinero o cierto estatus está libre de tener que saludar o agradecer a quien le sirve o le brinda apoyo, pues está equivocado. Por eso consideramos que estos modales deben ser inculcados desde muy temprano en casa y fortalecidos en la escuela; porque si no se aprenden oportunamente de pequeños luego ya será tarde. Tan importante como saber escribir, tener agilidad para el cálculo mental o manejar bien un idioma, también debemos practicar estos elementos esenciales de la convivencia social.
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