Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, profesor y psicoterapeuta
En los años 70 especialistas reconocieron un cuadro clínico al que denominaron Síndrome de Burnout, (al castellano, sería el síndrome del “quemado”) éste caracteriza un estado muy alto de estrés, sobre todo estrés laboral. De hace un tiempo a esta parte, el ejercicio de las funciones laborales se asocia fácilmente a la tensión y a los problemas que tienen las personas. No siempre fue así, pero hoy el trabajo se ha vuelto un lugar peligroso para la salud individual y colectiva. Las personas responden de distinta manera a los factores estresantes, no todos tienen la misma capacidad de afronte y algunos terminan literalmente “quemados”. El sujeto que lo padece se siente agotado, muy fastidiado o deprimido y tiende a menospreciar su rendimiento y sus funciones así como perder en parte el rumbo de su vida.
Este síndrome está asociado a múltiples problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, dolores musculares, migrañas y cuadros de ansiedad generalizada y cansancio físico intenso.
Personas que trabajan en ventas, en la atención al público, en emergencias, así como policías, choferes públicos o los que ejercen la docencia, la psicología y la medicina estarían más expuestos al burnout que en otras profesiones o labores, según las investigaciones. Ahora, el estilo de personalidad de cada sujeto juega un papel importante, pues hay estilos más saludables, creativos y resilientes que otros, más bien pesimistas, melancólicos y agresivos. También está el clima laboral de algunos lugares, recordemos que muchas veces estamos más tiempo en la oficina que en la casa y ese sitio debería de ser psicosocialmente seguro. Un ambiente laboral donde hay incomodidad, incertidumbre, desmotivación, constantes riñas y problemas entre sus miembros no favorece en nada a la estabilidad mental y a la productividad.
Es interesante recordar que el estrés profesional no afecta de la misma manera a individuos pertenecientes a una cultura u otra, debido fundamentalmente a que ésta imprime una forma de entender el trabajo además de la vida y lo que es más o menos valioso; por ejemplo en una sociedad donde lo más importante de todo sea el trabajo, la producción elevada, el ganar y ganar dinero y el no perder ni un minuto al día, es mejor candidata a producir mayor tensión entre su gente.
Tener una buena estrategia para enfrentar los períodos de estrés puede ser la diferencia entre la salud y la enfermedad, recordemos que mente y cuerpo van de la mano.
(Próxima entrega: Cuidado con el Burnout - Parte 2)
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