Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, psicoterapeuta y profesor universitario
Según el DRAE, un zombi es aquella persona “que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de dominar su voluntad” y en su segunda acepción, considera un zombi como alguien “atontado, que se comporta como un autómata”.
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Nos preguntábamos porque pareciera existir tanta fascinación últimamente por las películas, video juegos y series de zombis, estos seres generalmente descritos como muertos que regresan a un estado particular de vida donde deambulan sedientos de sangre y empujados por tendencias biológicas instintivas (más que por decisiones cerebrales corticales) a alimentarse de carne humana, por ende a matar. Y nos parece que una posible respuesta está en lo que viene ocurriendo en algunos lugares y con algunas personas en esta era digital y tecnocrática. Si miramos a nuestro alrededor vamos a ver muchos “zombis tecnológicos”, esto es, personas que presa (sí, ya son presas) de su lap top, de su moderno celular o de cualquier otro artefacto, se abstraen de todo (personas, lugares, eventos, reuniones) y casi en un estado hipnótico solo pueden ver lo que viene pasando en su equipo. De pronto hoy más que antes andamos como zombis, habiendo entregado el autocontrol a nuestros equipos y sus aplicaciones. Quizá hasta nos sentimos identificados con esos personajes de moda, o nos vemos retratados en ellos.
Según antiguas y fantásticas leyendas, si uno de estos zombis nos muerde, nos convertimos a su vez en uno de ellos. De alguna forma en esta sociedad pasa algo así con las modas y los usos compartidos. Desde que tenemos uno de esos aparatos o desde que entramos a formar parte de estas “redes” virtuales, somos parte también del colectivo, claro está que algunos pierden más rápido el manejo que otros. Hablamos de artefactos y programas que son capaces de anular la voluntad de quien lo usa, algo parecido al efecto de ciertas sustancias psicoactivas, inclusive ya hablamos desde hace unos años de adicciones digitales o tecnoadictos.
Se noticia también casos tristes de accidentes (algunos mortales) por priorizar los selfies (autorretratos, generalmente tomados con la cámara de un celular y compartidos en las redes), no olvidemos los belfies (fotografiar el propio trasero), drelfies (fotografiarse en estado de embriaguez, léase borracho o borracha) y por andar mirando el último like recibido en vez del automóvil que viene por la calle a gran velocidad. De no verlo, ya no habrá más likes.
Colofón: Es curioso que la palabra "selfie" fue elegida como palabra del año 2013 por los diccionarios Oxford de lengua inglesa, tras extenderse significativamente su uso.
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