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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

EL CORONAVIRUS Y EL PÁNICO

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, articulista


Veíamos la semana pasada en las noticias que no pocas personas iban raudamente a comprar grandes cantidades de víveres y artículos de higiene como consecuencia de la llegada de un nuevo virus al país -el COVID-19-, más conocido como coronavirus. Esta conducta solo iba a lograr, por un lado el éxito en el negocio de estos almacenes; y por otro, el que nos preocupaba, desabastecer ciertos productos y sobre todo produciendo zozobra innecesaria, miedo, y un peligroso brote de desesperación, que para suerte no degeneró en caos ni en mayores problemas.


Los especialistas en cuestión, entiéndase infectólogos, biólogos, epidemiólogos, han brindado ya la información necesaria para evitar el contagio y, en caso éste sea inevitable, han comunicado cómo sobrellevar el proceso viral. Entiéndase que no es un cuadro letal, más mata la rabia o el ébola que el coronavirus. Solo están en un mayor riesgo las personas muy mayores de edad, aquellas con ciertos cuadros como la diabetes, insuficiencia renal, hipertensión, problemas broncopulmonares crónicos, enfermedades coronarias, cáncer, y con el sistema inmunológico venido a menos, según los expertos. El resto puede tratarse en casa con el debido descanso y paliativos brindados por los médicos.


Así que no perder la calma y la perspectiva de las cosas. No desabastecer farmacias y supermercados, pues comprar ingentes cantidades de alcohol, gel desinfectante y papel higiénico (dicho sea de paso ¿qué tiene que hacer el papel higiénico en esto?) no son conductas oportunas ni inteligentes y debemos mantener la tranquilidad y el juicio para seguir las sugerencias que se vienen compartiendo en canales oficiales y vía radio o tv. La prensa amarillista y escandalosa, debe también tomar consciencia de los riesgos de desinformar o exagerar algunas situaciones pues solo conseguirán aumentar el pánico entre la gente. No es el apocalipsis, no es la última plaga, no. Saldremos de esto como siempre lo ha hecho el ser humano. Gran parte de esta familia de virus no son altamente peligrosos y se pueden enfrentar de manera muy eficaz, aunque la pobreza, la desinformación y la falta de educación matan muchas veces más que las enfermedades en sí.


Declarada ya la cuarentena, demostremos pues civismo, responsabilidad y empatía y quedémonos unos días en casa esperando pase el “pico” de contagio. Usemos la creatividad y la imaginación para ver como invertimos este tiempo disponible junto a la familia. Tan difícil no lo es.


Imagen tomada de:



Por otro lado, pensamos que las recomendaciones que se nos vienen dando, como lavarse las manos frecuentemente, usar desinfectantes, estornudar o toser empleando pañuelos desechables, evitar tocarse constantemente los ojos, la nariz o la boca y menos con las manos sucias, o mantener limpia las superficies de las casas, colegios y oficinas son sugerencias que deberían ser parte de nuestros hábitos y costumbres desde siempre. Pareciera que hemos normalizado la suciedad y vaya que en algunas casas e instituciones esto ha sido así. Esperamos que al pasar esta temporada poco afortunada seamos capaces de aprender algo como individuos y como país.

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