top of page
Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

EL DR. JUNG Y SU APORTE AL ENTENDIMIENTO DE LO HUMANO

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, psicoterapeuta y escritor


Conceptos como el de inconsciente colectivo, los arquetipos, la sombra, la sincronicidad, animus y anima, introvertido y extravertido, entre otros, nos recuerdan al médico psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875 - 1961) quien luego de entablar amistad con Sigmund Freud en los primeros años del siglo XX y deslumbrarlo -al punto de hacerlo pensar que había encontrado al continuador de su movimiento psicoanalítico- rompió relaciones con él para pasar a formar su propio modelo explicativo de la psique humana conocido como psicología analítica. No sería la única ruptura Freud como sabemos.

Habiendo estudiado y trabajado con Eugen Bleuler y Pierre Janet, dos famosos médicos, se encontraría con Freud luego de estudiar su libro La interpretación de los sueños, con el cual quedó impactado. Pero a diferencia del padre del psicoanálisis quien prácticamente no se movió de Viena, Jung viajaría mucho por África, Asia y América y estudiaría no solo psicología sino antropología, mitología, teología y filosofía. “Durante más de 60 años estudió a sus pacientes. Examinó fenómenos tan diversos como la mitología de los pueblos primitivos, las prácticas religiosas y ceremoniales de los antiguos y los modernos, los sueños y las fantasías de los psicóticos y la alquimia medieval” (DiCaprio, 1984, p. 362).



Carl Jung, imagen tomada de la web.



Veamos brevemente algunas de sus ideas. El inconsciente colectivo es la dimensión mental inconsciente que retiene sensaciones y experiencias compartidas por todos los seres humanos. Jung ve en los sueños de muchos de sus pacientes símbolos que pertenecen a un conocimiento común de la humanidad. El inconsciente colectivo es, así, el conjunto de todos los arquetipos o imágenes arcaicas universales heredadas. Jung llegó a esta idea luego de estudiar relatos religiosos, mitos, cuentos y sueños, llenos de coincidencias y exactitudes.


También introdujo el concepto de individuación, para designar “la plena diferenciación e integración de la personalidad. A medida que el individuo madura, experimenta el proceso de individuación, durante el cual las posibilidades se realizan, las experiencias se amplían y la autorrealización se consigue” (ob. cit. p. 362). Otros conceptos jungianos son los de persona y sombra. La persona es la parte social de nuestra personalidad (recordemos que etimológicamente persona significa máscara). Es lo que mostramos al mundo social y está llena de exigencias e ideales y busca que nos ajustemos convenientemente a las circunstancias. Pero la sombra comprende los aspectos indeseables de la personalidad, por lo que no nos es tan sencillo “darnos cuenta” de ciertos aspectos de nosotros mismos. No podemos llegar a la individuación hasta que tengamos cierto acceso a estos aspectos de nuestra sombra. “Constituyen una parte vital de la personalidad y hay que enfrentarlos” (ob. cit. p. 363), ya sea modificándolos, aceptándolos o sublimándolos e integrándolos a la vida. La sombra, nos dice DiCaprio, “está en oposición y en conflicto permanente con la persona” (ob. cit. p. 379) por lo que el individuo simula su sombra, a veces tan bien que llega a desconocerla totalmente, pues la mayor parte de ella es inconsciente. Años después Jung señalaría también que no todo es malo en la sombra, y existen aspectos no vividos de la propia personalidad que son fuente de toda creatividad. Pero hay que mirar en esa dirección y la psicoterapia sería la forma de ir a su encuentro.


Para Jung existen rasgos claramente masculinos (decisión, razón, fuerza) y rasgos típicamente femeninos (intuición, afecto, emoción) pero en todos nosotros existe un aspecto del sexo opuesto, él los llama anima y animus. El ánima es el aspecto femenino del hombre y el animus es el aspecto masculino de la mujer. Por ejemplo, la madre es la primera mujer en la vida de un hombre y de ahí él recibe la proyección del anima. Algo parecido ocurre con las mujeres y sus figuras paternas. Seguidamente, un anima adecuada lo hace al hombre más intuitivo, en contacto con sus emociones y más espontáneo así como sensible a las necesidades de los demás. Un animus normal hace más asertiva a la mujer, más determinada, le proporciona seguridad y aplomo (DiCaprio, 1984).


En el año 1921, escribe el libro Tipos psicológicos donde menciona dos orientaciones vitales: la introversión y la extraversión. La persona extravertida (si bien el diccionario oficial ha aceptado el término extrovertido es mejor decir extravertido) se siente más atraída hacia el mundo exterior, el mundo de las amistades, la expresión de afectos y las relaciones con los demás; los extravertidos son personas más realista y prácticos; asisten con regularidad a reuniones, suelen ser optimistas y enfrentan lo nuevo con entusiasmo. El sujeto introvertido, por su parte, dirige su energía psíquica -su libido- hacia dentro, suele pensar mucho, tiene mucha imaginación y es más idealista que realista. Es menos propenso a entablar relaciones, vacila ante situaciones nuevas o poco conocidas, prefiere trabajar, comer y distraerse en solitario y cuando los introvertidos se relacionan, son bastante selectivos; piensan bastante antes de hablar. Jung deja en claro que ninguno de estos tipos es bueno (positivo) o malo (negativo) por sí mismo, son simplemente dos formas de relacionarse con el mundo. Aunque señala que las sociedades y las épocas suelen percibir de diversas maneras estas orientaciones. Así, Oriente ve con agrado la introversión y Occidente promueve la extraversión. Muchas personas, asimismo, tienen una orientación mixta o ambivertida. Finalmente, para Jung hay cuatro funciones psicológicas, a saber: pensamiento, sentimiento, sensación e intuición; y junto con las dos orientaciones antes señaladas, podemos encontrar ocho tipos de formas de conducirse en la vida.


Terminamos estos apuntes con una anécdota de consultorio a propósito de lo que Jung llamaría la sincronicidad. “La sincronicidad es esa conexión no causal (es decir, sin el principio de causalidad, privada del nexo causa-efecto) que une una representación mental a uno o más sucesos específicos sin relación aparente” (Salvat, 2017, p. 120). Por ejemplo cuando estamos pensando en un ser querido y de pronto él o ella nos da una llamada. La anécdota es la siguiente:


“En 1949, (Jung) tenía muchos problemas con una paciente, una mujer muy joven definida como inaccesible desde el punto de vista psicológico, por cuanto estaba dominada por un fortísimo racionalismo. Mientras ella explicaba que había soñado con un escarabajo de oro (símbolo de renacimiento en el antiguo Egipto), Jung sentado frente a ella, oyó que algo había golpeado el cristal de la ventana tras él: era un escarabajo de color verde-dorado. El insecto fue capturado y entregado a la paciente. Jung aseguraba que este hecho había comenzado a agrietar la férrea coraza de la resistencia intelectual de la mujer, por lo que el tratamiento se pudo continuar con éxito: un fenómeno de sincronicidad condujo a la paciente a una visión más amplia respecto a la permitida solo por medios racionales” (Salvat, 2017a, p. 122).


“Libro rojo”, “Psicología y alquimia”, “Recuerdos, sueños, reflexiones”, “Psicología y religión”, “El hombre y sus símbolos” y “Los complejos y el inconsciente” son algunos de los títulos que Jung dejó a la posteridad.


Referencias:

- DiCaprio, N. (1984). Teorías de la personalidad. México. Nueva Editorial Interamericana.

- Salvat, (2017). Carl Gustav Jung: El inventor de la psicología analítica. Colección Comprende la Psicología. España.

175 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

LA COMARCA

Comments


bottom of page