top of page

LA ANSIEDAD DE FELIPE (Extracto del cuento Los héroes no son humanos)

  • Foto del escritor: Manuel Arboccó de los Heros
    Manuel Arboccó de los Heros
  • hace 2 horas
  • 3 Min. de lectura

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, escritor





Sentado en la sala de profesores Felipe tomaba un aguado café mientras pensaba en lo bien que la debía de pasar el recién marido de la profesora de inglés, una guapa y joven chiquilla recién salida del instituto. Rubia, alta, delgada, aunque esbelta, y con pechos pequeños, como le gustaban a él. Veía su taza y en su interior un líquido negro… como negro es mi destino, pensaba… negro y aguado.




Imagen tomada de la web



Los profesores hacían tiempo para iniciar la primera hora de clases intercambiando algunas anécdotas semanales con sus alumnos. Felipe intentaba cambiar el giro de la conversación ya que las únicas experiencias con sus alumnos que le venían a la mente eran desagradables y contarlas hubiera sido, además de bochornoso, un acto netamente masoquista. Era poco lo que podía contar Felipe porque además de su limitada capacidad de diálogo en estado no etílico en realidad era casi inexistente lo que podía contar un profesor de O.B.E. del Colegio Agustín Tello de Barrios Altos. Era un hecho que todos, absolutamente todos los profesores del colegio rehusaban tener que encargarse de esa hora de… bueno digamos clase, debido a la nula…bueno digamos ínfima importancia que le daba el alumnado, si hasta parecía que esa hora había traspasado los linderos del colegio al punto que dos profesores que se presentaron ante el Director, antes que Felipe, rechazaron rotundamente el cargo puesto a disposición luego de la renuncia del antiguo profesor Don Alfonso Cotillo de la Buena Ventura quien dejó las aulas a los ochenta y dos años de su edad. Felipe por necesidad económica había aceptado gustosamente el cargo y con muchas ideas, hasta que se enfrentó a lo que serían las ocho horas de OBE con los alumnos de las cuatro secciones del quinto año de secundaria de los días viernes. Las cuatro aulas portadoras de la mayor cantidad de personalidades limítrofes y antisociales que esa escuela había cobijado en todo el tiempo desde su fundación hacía varias décadas atrás. Por un momento dejo de mirar el lindo trasero de la linda profesora de inglés para hacer un súbito acto de introspección y preguntarse si todo eso valía la pena. Seis años en la facultad de educación de la San Marcos para ser ignorado al pasar la lista de asistencia, seis años para tener la zozobra de revisar más que bien el pupitre esperando encontrar alguna goma de mascar pegada o una tachuelita en la silla o alguna mucosidad en su portafolio. Seis años donde jamás le dijeron mantenerse preparado por si al intentar abrir el armario reconocer que se lo habían volteado y por eso no entraba la llave o por último no poder escribir en la pizarra porque simplemente habían desaparecido todas las tizas siendo reemplazadas por grandes cantidades de escupitajos. Seis años para ser el encargado de OBE. Se imaginaba las interesantes clases de Historia del Perú o más aún de Historia Universal en aquél salón del segundo piso adecuadamente condicionado. Envidiaba a los dos profesores de Lengua y Literatura de los que se sabía intelectualmente superior o del profesor Hurtado que dictaba Geopolítica y él ahí sabiendo tanto pero pudiendo brindar tan poco. Pero luego de casi un año desempleado solo le quedaba aferrarse a ese puesto y es que cuando el hambre llama. Atrás quedaron los cuatro años en el San Andrés, el Anglo Peruano, donde dictó Narrativa Peruana para los tres últimos años de secundaria, ¡cómo olvidarlos!, todos los lunes, martes y jueves con esos alumnos ansiosos por aprender y él ansioso por enseñar. Pero ahora de todo eso lo único que le quedaba era la ansiedad y algo de depresión al escuchar el timbre que daba por culminada la formación de los alumnos en el patio y el respectivo pase a los salones de clase.



Publicado en el libro La Comarca y otros relatos (2022). Editorial Vicio Perpetuo.

 
 
 

Comments


  • Facebook
bottom of page