Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, escritor y docente universitario
No solamente algunos colegios son lugares peligrosos para los estudiantes, hoy también lo son para los profesores. Explicaremos seguidamente por qué de tal afirmación.
Estamos hablando hoy de agresiones verbales y hasta físicas a los maestros de escuela; cosa inconcebible en un mundo que defiende el desarrollo de valores y de las llamadas habilidades socioemocionales. ¿Qué podemos esperar de los muchachos cuando ven a sus profesores tratados con tanta violencia y desprecio por parte de sus compañeros y hasta de los mismos padres de familia? Muchos padres, sinceramente no valoran la educación escolar como es debido y no toman conciencia de la importancia que sus hijos cuenten con principios de conducta basados en el respeto a la autoridad, la solidaridad con el prójimo y la empatía con el compañero.
Acusaciones carentes de fundamentos, acoso, burlas, desplantes y amenazas son cosas cotidianas en muchos planteles donde los directores y profesores se encuentran muchas veces con las manos cruzadas por políticas educativas nacionales que vuelven hoy casi intocable al estudiante y a sus padres. Escuchamos de docentes expresiones como “ya no se les puede decir nada”, “ya no pueden repetir el año”, “no se les puede suspender por más maldades hechas” Y ojo no hablamos de niños de jardín que merecen toda nuestra consideración y apoyo por su momento evolutivo, sino de muchachas y muchachos mayores, de nivel secundaria, adolescentes próximos a la adultez que ya son bien grandecitos para otras cosas -como dirían algunos- pero cuando se les debe ayudar a que aprendan de sus errores y faltas, nos encontramos con papás más ciegos que ellos, padres tercos, groseros y con una errada idea de su papel en casos donde la falta de su hijo(a) es grave.
Simplemente no ven los problemas que presentan sus hijos y ya se vienen reportando casos de robos en las aulas, acoso, consumo de alcohol y drogas, violencia física y hasta sexual. Pero los papás no lo ven. También, ciertas asociaciones de padres de familia realmente inútiles y que estorban la correcta conducción de los planteles son otros de los tantos problemas que se presentan en nuestra realidad escolar. Esto hay que decirlo, aunque incomode. Y viene pasando no solo en nuestro país, hay reportes en otros lugares. Es triste y preocupante. ¿De qué sirve que se les dicte clases de trigonometría, de geografía o de inglés avanzado cuando no logran incorporar valores morales y normas de convivencia basadas en la tolerancia, el diálogo, el respeto y el afecto positivo? Vemos alumnos falsamente envalentonados -ante la inoperancia paterna- que desafían, amenazan y ofenden a sus profesores y esto debe parar lo más pronto posible; el ser menor de edad o el ser padre de familia no debe ser una excusa para comportarse groseramente o justificar actos negativos.
Imagen tomada de la web.
Observamos desde hace un tiempo -con una mezcla de sorpresa y fastidio- como se les insulta, discrimina y hasta agrede físicamente a las profesoras y maestros en algunas escuelas públicas y privadas del país ante la ausencia de reacción de las autoridades educativas que no ponen un alto y brindan las sanciones respectivas a estos malos alumnos, así como a sus groseros padres. También es cierto que muchas veces carecen de respuesta no solo por desinterés sino por indefensión administrativa y hasta legal. Y nos preguntamos ¿de qué sirve que se les dicte clases de química, de álgebra o de inglés avanzado cuando aún no logran incorporar valores morales y normas de convivencia basadas en el respeto, el diálogo y el afecto positivo? ¿Qué podemos esperar de ciertos escolares cuando ven a sus profesores tratados con violencia y desprecio por parte de sus compañeros y hasta de los mismos padres de familia?
Así como se debe investigar y sancionar a las profesoras y maestros cuando cometen una falta, cuando existe un abuso de su autoridad, de la misma manera estos hechos que vienen reportándose cada vez con más frecuencia (hasta los hemos visto en vídeos por las redes y en los noticieros) deben terminar con una sanción para esos estudiantes que confunden lo que es la travesura o el reclamo justo con actos de indisciplina y agresiones canallas. No puede ser que un alumno tenga varias notificaciones de su pésimo comportamiento y los padres no tomen cartas en el asunto. Un colegio no puede tener cuasi pandilleros en sus salones, estos casos deben ser atendidos clínicamente a nivel individual y con terapias de familia incluso, siendo los padres responsables de realizarlo. Ser joven no es justificación para ser un antisocial. La familia debe educar y el colegio instruir además de reforzar los valores morales.
De no aprender esta lección –diferenciar lo correcto de lo indebido- es probable que estos escolares sean a futuro esos adultos groseros, intolerantes y egocéntricos que vemos en las calles, bares, tiendas de supermercado y en los hogares, donde existe la violencia, la desidia y la desunión.
La escuela es como un pequeño experimento donde se prueba –se practica- como seremos luego en la sociedad misma. Para que los escolares valoren el colegio y deseen aprender, sus padres deben hacerlo primero; y de no aprender reglas de conducta, de no aprender a respetar, a autorregularse y a ser tolerantes, el futuro del país es negativo. Por más tecnología e inmobiliario que tengan las escuelas, humanamente no avanzaremos. Por más Machu Picchu y variedad gastronómica, como sociedad no creceremos. Díganselo a los padres, por favor.
Totalmente de acuerdo, los valores vienen de casa y si los padres no enseñan a sus hijos a respetar a los demás, más temprano que tarde, cosecharán los frutos de su mala crianza.
La mente humana está formada de tal manera que es mucho más susceptible a la falsedad que a la verdad. - Erasmo de R.😊
Gracias Dr.