Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo articulista y profesor de Psicología
Un famoso psicólogo fue el Dr. Albert Ellis (1913-2007) quien desarrolló una forma de psicoterapia conocida como la terapia racional emotiva conductual (TREC por sus iniciales) allá por la década de los cincuenta en los EEUU. Fue un prolífico autor de artículos y libros que logró consolidar una forma de hacer terapia y de percibir el mundo basado en un enfoque racional, lógico, realista, donde lo más importante son las interpretaciones que nos hacemos de todo cuanto nos pasa, en especial de los llamados problemas.
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Para Ellis no son solo los inconvenientes o frustraciones que nos ocurren lo que termina por enfermarnos sino lo que nos decimos de esos eventos, las percepciones de aquello que nos ocurre. Así, el reconoció que sus pacientes tenían “formas distorsionadas” de pensar las cosas; miradas inmaduras, apresuradas, torpes e ilógicas de percibir. Concluyó que la perturbación emocional no es creada por las situaciones que pasamos sino por las interpretaciones que les damos a esas situaciones.
Dentro de esas distorsiones cognitivas encontramos, por ejemplo, las generalizaciones (que siempre son injustas) sobre uno mismo y los demás, el pensamiento catastrófico (donde lo malo se convierte en terrible), la forma dicotómica de ver la vida (todo es blanco/negro; bueno/malo; sin matices), el pensamiento negativo, el pensamiento personalizado (donde todo de alguna manera tiene que ver con uno) entre otros tipos de formas de pensar. Y al no pensar con claridad o de forma madura y adulta, e infravalorar lo positivo, aumentar lo negativo y generalizar, solo sacamos que aumente nuestra ansiedad, que nuestras emociones y sentimientos se vean alterados, y de la misma manera contaminamos nuestras respuestas (o conductas) al punto que se altera todo ese circuito de ideas, emociones y comportamientos. Ya Epícteto decía hace siglos que no nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede. Ese lo que nos decimos serían las interpretaciones personales de los hechos (esa forma subjetiva de ver el mundo). De ahí que busco ayudar a sus pacientes a identificar estas falacias, confrontarlas racionalmente y reconocer formas más saludables de pensar y de enfrentar de la mejor manera posible lo que nos pasa.
ALBERT ELLIS.
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En uno de sus textos titulado ¿Cómo vivir con un neurótico? nos dice Ellis lo siguiente: "De nada vale decirnos a nosotros mismos que nada es importante, y que, en consecuencia, no debemos preocuparnos de nada. Esta técnica, en efecto, es un mecanismo neurótico típico por el cual el individuo se convence a sí mismo de que él no tiene ninguna importancia, de que tampoco tienen importancia las demás cosas y las demás personas, y de que, en consecuencia, nada de lo que le sucede importa. Para el individuo sano que se estima a si mismo lo que le sucede IMPORTA. Pero lo esencial es que no debemos permitir que importe DEMASIADO." (pág. 175).
Referencia: Albert Ellis (2005). ¿Cómo vivir con un neurótico? Ediciones Obelisco. España.
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