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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

¿ES EL LLAMADO "LENGUAJE INCLUSIVO" UNA BUENA IDEA?

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, articulista y divulgador en temas psicológicos


Dejar de decir ellos para decir elles; dejar de escribir nosotros para escribir nosotres; hablar de ingenieres para que la palabra ingenieros no suene discriminatoria, son propuestas que vienen escuchándose cada vez con más fuerza desde hace un par de años, aunque -dicho sea de paso- no han sido aceptados por la Academia de la Lengua Española, decisión que consideramos acertada.



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El masculino genérico del término hombres, por poner un ejemplo, no debe invisibilizar a las mujeres pues, se entiende, que se emplea para referirnos a personas de ambos sexos, hombres y mujeres por igual. Véase la siguiente oración: “todos los hombres estamos condenados a ser libres, decía Sartre”. En esta afirmación está claro que hablamos de todos. Pero ¿es necesario modificar una palabra para que todos los grupos sexuales (y los diversos géneros) se sientan invitados y participes en el discurso? Asumir que el lenguaje es una herramienta machista guarda tintes paranoides.


La RAE al pronunciarse indica que desde el punto de vista lingüístico “son innecesarios y peligrosos” pues podrían generar más confusión a la hora de comunicar. Cito: La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia y complican innecesariamente la redacción y la lectura de los textos”.


Ahora bien, ¿estamos yendo finalmente al problema de fondo? ¿se logra con estas modificaciones lingüísticas la tan solicitada inclusión? Pues no. Decir jóvenas en vez de jóvenes, todes por todos, nosotres en vez de nosotros, o colocar el símbolo @ o la letra X para no denotar masculino ni femenino es no solo huachafo, sino innecesario para la causa principal, el respeto y la consideración.


La verdadera –y a la larga más importante- inclusión se dará cuando ante la ley los pedidos de hombres y mujeres sean igualmente escuchados, cuando por un mismo trabajo realizado los sueldos de ambos sean parejos, cuando una mujer que sea asesinada o golpeada por su pareja o ex pareja reciba la justicia del caso por parte del sistema legal, cuando tanto hombres como mujeres (sean heterosexuales, homosexuales, bisexuales o asexuales) sean tratados con respeto, teniendo igual número de deberes y derechos. Finalmente, cuando todos (con distintas preferencias sexuales, con diferencias raciales, étnicas y económicas) vivamos en respeto, equidad y paz. Ese día sí podremos hablar de inclusión efectiva. Lo otro, es solo jugar con el idioma, ya de por sí maltratado desde hace mucho tiempo.


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