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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

ESTUDIAR EN LA ERA AUDIOVISUAL

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicoterapeuta y profesor de Psicología



Vivimos en la era audiovisual y el estudiante de hoy requiere no sólo del clásico texto sino de cuadros, láminas, vídeos, mapas semánticos, para poder fijar alguna información y aprender. Nos parece que en la época actual el alumno pierde la atención más fácilmente que décadas atrás y le cuesta “regresar” al tema expuesto por el docente. Recordemos que la atención y la concentración son estados mentales que requieren esfuerzo y esto último es lo que menos quiere hacer el joven de esta sociedad postmoderna y tecnologizada. Por tanto se necesita brindarle al estudiante medios que eviten la rutina del sentirse un pasivo recepcionista de información y apuntes –más aún cuando a veces ni siquiera eso que reciben alcanza un nivel de significación para ellos-. Hay que hacerlo partícipe, involucrarlo. En el nuevo modelo de enseñanza y aprendizaje se consideran los aprendizajes previos del alumno, la realidad que trae a la escuela, se reconocen sus distintas inteligencias así como sus distintos estilos de aprendizaje. Además la evaluación es más integral y permanente, existe una evaluación procesal, se evalúan las fortalezas y no la repetición memorística y no analizada. Se busca un clima cordial, respetuoso y creativo en el aula. Venir a compartir, a aprender juntos, a disfrutar del conocimiento y de las ciencias y el arte. Recordemos que de la persona que se encarga de un niño o un joven, depende en gran medida el desarrollo de sus capacidades. El docente tiene entonces que buscar crear un ambiente adecuado para ello, contribuir en el desarrollo global de las capacidades del estudiante potenciando los diferentes aspectos del desarrollo.

El docente hoy no solo está llamado a ser todo un experto en su materia o disciplina sino debe ser un estratega, un líder, un “gerente” de su clase, y para eso manejar su propia personalidad. Tenemos que pulir nuestras imperfecciones, cubrir nuestras grietas, sanar nuestra alma. Los docentes debemos tener muy presente el impacto que podemos tener en nuestros alumnos y mientras más jóvenes este impacto es aún mayor. Tener siempre presente que los niños y adolescentes requieren de adultos que estén interesados en ellos, más aún en esta época de padres ausentes. La omisión del cuidado, el afecto y la autoridad (paterna o docente) trae consecuencias graves para la vida posterior. Creemos que una de las claves del éxito en un proceso de enseñanza-aprendizaje está en “enganchar” o “compatibilizar” con nuestros alumnos, como se dice popularmente, si hay “buena química” el resto es algo más sencillo, ya que los muchachos, y nosotros como docentes, estaremos motivados a escuchar, a dictar clase, a presentar trabajos, a debatir temas, a escucharnos y acompañarnos.

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