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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

LA FILOSOFÍA DE MI AMIGO SORIAN

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, docente y escritor



Como en un arranque epiléptico incontrolable, habló y habló y solo me quedo escucharlo atentamente. Me dijo:


Ya no me deprimo. No más. Y no me deprimo porque he terminado por aceptar que la vida es una serie de contingencias ambivalentes, fortuitas, insospechadas. Bastante impredecible. Yo puedo decir esto es blanco y en cinco minutos la vida me demuestra que es fucsia. Puedo ver a mi abuelo disfrutar a más no poder su cena navideña, y seis horas más tarde, tal como le sucedió, enterarme por boca de mi prima que reventó todo por dentro y se fue pa´ La Habana. Mancó cholo, mancó a pesar de estar relativamente sano.


Si púes, dije con mi cara de sorprendido y también de cojudo.


Partir de que la condición existente de animal pensante es una bendición al mismo tiempo que una maldición y que no hay nada a lo cual haya que aferrarme con uñas y dientes es, de pronto, la clave o al menos, mi clave, para no enloquecer o para no deprimirme. Cuando digo nada me refiero a nada eh: ni el trabajo, ni una relación de pareja, ni la familia, ni el dinero, ni las propiedades, ni la fama, nada. Porque descuida, en algún momento el tiempo, el caos, la injusticia, los ladrones, el banco, la enfermedad o la muerte te lo arrebatará todo.

No perderá más horas, días, semanas o meses en sumergirme en una truculenta vorágine de pensamientos oscuros, negativos y autoflageladores. Estoy harto ya de la ansiedad y la pena, así como de la autocompasión. Decidí decirle basta a los reclamos de todo tipo: a las personas, al pasado, a mis padres, a Dios incluso. Además, ya aprendí a diferenciar la autorrealización de la autoexplotación. La vida es un juego a veces divertido, las más de las veces difícil y que te llega a arrinconar para golpearte rico, tiene algunos momentos cumbres de triunfos y gloria, sus picos de éxtasis digamos y hacia el final perderás, casi siempre perderás Manolo y te morirás. Y por eso no vale la pensar vivir más con rencores, frustraciones, anhelos y enormes apegos a todo aquello que también perecerá. Todo finalmente, nos defraudará y no por mala suerte o por un destino trágico, sino que esa es la característica de la vida humana.



Imagen tomada del facebook




Sorian se metió un trago de su Vodka Tónic y mirándome a los ojos como poseído que me iba a pegar me expeló:


Mira brother, no sé tú, pero desde que he visto así las cosas la pasó mejor. Estoy más tranquilo, libre de exigencias, prejuicios y expectativas irracionales. Vivo el momento y no a lo loco, pero sí con agradecimiento y una actitud más sana y relajada.

Hace años que no tomo medicamentos ni voy a la iglesia. Disfruto los pequeños placeres cotidianos que puedo conseguir, o que se me ofrecen, me comprometo con mi trabajo y mis actividades lo mejor que puedo y aún mantengo un sentido y propósitos firmes para lo que me resta de vida, y con mis amigos y la mayoría de mis familiares estoy en paz, los veo de tanto en cuanto y cuando esos momentos llegan es divertido y lo disfruto. Como hoy aquí, contigo y con ellos. ¡Salud mi hermano lindo!

 

Solo atiné a mover la cabeza y decir salud y dar también un buen sorbo a la cerveza fría que mi querido amigo Sorian me había servido minutos antes. Era su cumpleaños 56 y había organizado una muy simpática reunión en su casa de verano. La gente reía, se abrazaban, compartían. La gente fue feliz ese día.

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