Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, psicoterapeuta y divulgador
¿Qué significa hoy tener éxito para las personas? Quizá un buen trabajo, poseer un auto y una bonita casa; o de pronto una carrera ascendente, dinero en el banco y cierto prestigio o fama entre los allegados.
La palabra éxito, si bien significa oficialmente el final feliz de un negocio o asunto, y la buena aceptación de alguien, suele entenderse como el estado al que se llega luego de mucho trabajo y sacrificio, y en algunos casos después de un golpe de suerte.
En estos tiempos de la TV basura, de los medios encumbrados y los realitys, el llamado éxito lo obtiene aquél que logra alcanzar cierta fama y sobresalir entre su grupo, fama que no siempre se consigue por virtudes y aciertos sino, muchas veces, al alcanzar cierta notoriedad luego de algún escandalo o de algún “ampay”. Lo que para otras personas sería un desastre a su imagen y ejercicio profesional inclusive, es para estas estrellitas mediáticas una oportunidad que los catapulta para seguir apareciendo en tv y radios, dar entrevistas y firmar contratos para presentaciones y shows. De esa forma alcanzan el tan anhelado éxito en el mundo del espectáculo y dependerá de ellos convertir esa coyuntura en una carrera a la larga más seria o estable o de pronto brillar como lo que brilla una estrella fugaz en el firmamento de lo vanal.
Imagen tomada de la web.
Los consumistas y materialistas considerarán el éxito a partir de la cantidad de propiedades conseguidas, cosas costosas y adquisiciones fastuosas. Teniendo que renovar todo esto al cabo de cierto tiempo para así ostentar un éxito permanente. Existe una “neurosis del éxito” entendida ésta no como una nueva categoría psíquica, no es esa la idea, sino como una forma de identificar una de las manifestaciones actuales caracterizada por la necesidad compulsiva de “lucir como un triunfador” para no caer en la angustia de una vida homogénea y parecida. Títulos como “¡Cómo ser un triunfador¨!” “¡Es momento de ser rico!” son hoy ocurrencias comunes en el mundo de los webinars y textos de autoayuda.
Es interesante preguntarse qué consideraría alcanzar el éxito un monje budista o un filósofo iluminado. Muy probablemente tendrán otros criterios para evaluarlo, dejando de lado otros principios como el económico, la fama, la cantidad de visitas recibidas (en las cuentas de Facebook o Instagram) o los aplausos y fotografías recibidos en la calle.
Logramos tener éxito, pensamos, cuando se llega a cierta tranquilidad mental, cuando la madurez alcanzada nos ayuda para pararnos con más aplomo ante la vida y así enfrentar sus dilemas, cuando formamos un grupo de amigos leales para dar y recibir afecto, o una familia sólida y saludable. Y cuando nos comprometemos con la vida, con la nuestra y con la ajena y decidimos construir algo valioso a partir de nuestros talentos y vocaciones, lo cual nos permita de esa manera trascender y dejar alguna huella positiva para nuestra sociedad. Y sin tantos selfies ni millones de soles en el banco.
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