Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, psicoterapeuta
Nadie es ladrón, si todos lo son; leíamos alguna vez. Cierto, si bien no es el único, existe un criterio estadístico al hablar de la normalidad. Según éste, lo normal se encuentra en lo que hace o le pasa a la mayoría de la gente. Ejemplos puntuales, antes era anormal ser zurdo, antes era anormal que una mujer no tenga esposo e hijos, antes era anormal que un hombre usara aretes o que una chica se hiciera un tatuaje. Muchas de estas situaciones, vemos hoy, no tienen por qué seguir siendo vistas como extrañas, sospechosas de desviación o abiertamente enfermas. Se trata de consecuencias propias del paso de los años y la práctica de nuevas costumbres. Una revisión de conductas que son producto de modas y estilos diversos.
Imagen tomada de: https://www.google.com/search?biw=1366&bih=657&tbm=isch&sa=1&ei=LutIXNHUHe3N5OUP_ZeXkAY&q=sociedad+en+crisis&oq=sociedad+en+crisis&gs_l=img.3..0j0i24.5130.8897..9071...0.0..0.66.976.18......0....1..gws-wiz-img.....0..0i67.oT5vahIfN5I#imgrc=SD-MEh1-BPLcoM:
Sin embargo, también la comunidad, ha normalizado aspectos preocupantes cuando no patológicos. Así, hoy es “normal” entre ciertos grupos, hablar groserías en presencia de adultos, personas de edad y niños; llegar tarde a reuniones y eventos de todo tipo; “copiar” en los exámenes universitarios y hasta en tesis de grado (sin el menor remordimiento); ser pillo (la mal entendida viveza criolla); actuar de manera informal o de espaldas a la ley. Todo esto mencionado es hoy normal. También es “normal” (aceptado, sólito, común) estar aburrido todo el tiempo o vivir en un vacío existencial, adorar el cuerpo o hasta acostarse con cualquiera apenas “se sientan las ganas” (“total, todos lo hacen”).
Muchas sociedades –como la nuestra- normalizan vicios, defectos y hasta trastornos. Pues hay que “des-normalizar” el sinsentido, la apatía, la grosería, la chabacanería y la estupidez. Ciertos conductores, radiales y televisivos, nos invitan todo el tiempo a hacer concesiones con lo superficial, lo tonto, lo “light”. El académico Noam Chomsky nos recuerda que una forma de manipular al espectador y consumidor moderno es estimulando al público a ser complaciente con la mediocridad, promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar, inculto.
Nuestras instituciones no siempre cuentan con una buena dosis de salud psicológica y social. Una muestra son los altos niveles de ansiedad, depresión y violencia de todo tipo. Este año, a pesar de las campañas, siguen habiendo más casos de feminicidio y violencia de género y el nivel de alcoholismo y adicciones no disminuye y hasta sigue aumentando. Los profesionales de la salud y toda la gente buena y decente debemos establecer un espacio en los hogares, las escuelas, las universidades y las empresas para conversar de estos temas; resolver dudas entre nosotros mismos y fortalecer el ánimo de la gente. Humanizar las empresas y centros de estudio, elevar el nivel de nuestros medios de comunicación (TV, radio, prensa), apostar e invertir en los deportes y las expresiones artísticas diversas y contribuir así en hacer del país uno más vivible, más saludable, más inteligente; uno menos complaciente con la maldad y el dolor.
Tiene razón. Todo lo que nos parece normal no siempre significa que sea bueno.