Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo-educador
¿Cómo que caricias negativas? Puede sonar extraño o equivocado. ¡Si toda caricia es positiva!.Pero efectivamente existen las llamadas caricias negativas y una parte de la Psicología lo ha estudiado.
Cuando una persona recibe un halago, un obsequio, una palabra gentil, un comentario favorable o cualquier muestra sincera de aprecio o reconocimiento, está recibiendo una caricia positiva. Pero cuando esa misma persona recibe una ofensa, un insulto, una broma cruel, un agravio o cualquier maltrato físico o verbal, se suele decir en el lenguaje psicológico del Análisis Transaccional, que está recibiendo una caricia negativa.
Eric Berne, creador del Análisis Transaccional
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El Análisis Transaccional, teoría de la personalidad creada por el Dr. Eric Berne, considera una caricia como “toda unidad de reconocimiento” que se brinda a una persona. Cualquier forma en que yo confirmo la existencia del otro y le reconozco su presencia. En ese sentido, hay caricias positivas, negativas, incondicioonales, condicionales, falsas positivas.
Si yo insulto a alguien, estoy reconociendo su existencia, claro que de manera desfavorable, pero señalo así su presencia. Y, según parece, el ser humano prefiere el reconocimiento negativo a la ausencia de cualquier señal de reconocimiento. “Entre el dolor y la nada, prefiero el dolor” nos decía el escritor y ganador del Nobel en Literatura (1949) William Faulkner; esta frase ejemplifica lo que decimos.
Berne y uno de sus principales seguidores, el Dr. Claude Steiner (fallecido a inicios del año pasado) puntualizaban con mucha razón, que las más de las personas pueden llegar a preferir recibir caricias negativas a estar sin estimulación y reconocimiento alguno. Efectivamente, muchas personas prefieren el odio al olvido, el maltrato a la ausencia de todo tipo de estímulo o contacto. Recordemos aquél vals peruano “Ódiame” del compositor Rafael Otero López, que inspirado en un soneto titulado “Último ruego” de Federico Barreto, nos dice en la primera parte de la canción: “Ódiame por piedad yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia; odio quiero más que indiferencia, porque el rencor hiere menos que el olvido”.
Imagen tomada de: https://www.google.com.pe/search?biw=1366&bih=577&tbm=isch&sa=1&ei=ap08XL_pPNbX5OUPis-MgAM&q=madre+pega+a+su+hijo&oq=madre+pega+a+su+hijo&gs_l=img.3...14379.17944..18181...0.0..0.144.1285.19j1......0....1..gws-wiz-img.....0..0j0i67j0i5i30j0i8i30j0i24.kzVN8w4WDc0#imgrc=0awAziJ1ZViXTM:
Esto puede, al menos en parte, explicar ciertas dependencias patológicas con personas que nos hacen más daño que bien. Es como si la persona se dijera: “a nada, mejor es esto”. Por eso, el comentario “a esa chica le gusta que le peguen” no es exacto, sino que ella está entrampada emocionalmente –probablemente fue lastimada desde pequeña- y por eso mantiene una relación violenta con sus parejas.
A propósito, el diccionario oficial (RAE) define así caricia: “Demostración cariñosa que consiste en rozar suavemente con la mano el cuerpo de una persona, de un animal”. Nos parece una definición imprecisa. Las caricias (las positivas) si bien son muestras cariñosas, no se limitan a lo táctil, tampoco se limitan a la mano, y no se limitan al cuerpo. Hay caricias que van directo a la psique de las personas. Y esas son las más potentes
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Importante artículo. Somos seres tan complejos ,que por un lado queremos sentirnos queridos, y por el otro, preferimos caricias negativas que la indiferencia y el olvido
Y sí, la indiferencia duele ,pero podría doler más las ofensas.