Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, escritor y profesor de Psicología
En la década del sesenta un psicólogo social de la Universidad de Stanford, Phillip ZImbardo, realizó un interesante experimento. Colocó dos autos idénticos en dos lugares muy distintos de los EEUU. Uno de ellos en una zona pobre y violenta, y el segundo auto en una zona de mejores ingresos y de mayor comodidad. Y dejó los autos ahí, los abandonó. ¿Qué cree usted que sucedió luego? Sí, el primer auto fue en pocos días saqueado, hurtaron sus partes, hasta que al final, cuando ya no había nada valioso por robarle, fue prácticamente destruido. El segundo auto por su parte permanecía intacto. ¿Cómo lo explica usted?; seguramente dirá que la pobreza de la zona y de sus habitantes era responsable del hurto, el pillaje y el vandalismo. Pero no. Ocurre que en la segunda parte del experimento, los científicos rompieron una de las ventanas del auto que permanecía intacto ¿y qué creen? pues se desencadenó un proceso parecido al anterior. El auto fue poco a poco desmantelado hasta que finalmente quedó reducido a cero. Pero ¿por qué ocurrió esto? entonces no se trataba solo de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la Psicología, el comportamiento humano y con la convivencia pública.
En resumidas cuentas, el experimento nos dice: cuando en una propiedad (o en un lugar) aparecen señales de descuido, desorden o deterioro, esto puede ser suficiente para que la colectividad vea en eso la ausencia de dueño, autoridad y de normas, y es en esas circunstancias donde el civismo se pierde. La primera ventana rota dejaba ciertos mensajes: "aquí no hay nadie que cuide de esto", o peor aún “acá puedes hacer lo que te dé la gana”.
Imagen tomada de:
Experimentos como este son valiosos para enfrentar problemas sociales. Pensemos en algunos lugares del país, donde las calles andan llenas de basura, sucias, deterioradas, con las pistas destruidas y sus fachadas pintarrajeadas. ¿Qué mensaje da ese barrio o ese distrito? Las autoridades municipales, alertas de esto, deberían ejercen el orden y la limpieza, por ejemplo mandar a recoger la basura diariamente, pintar las calles, colocar luces (hay investigaciones sociales que demuestran mayor incidencia de delitos en zonas donde reina la oscuridad), recuperar parques, jardines, lozas, etc. Arreglar los problemas cuando aún son pequeños y lo más rápido posible ya que parece que el descuido y desinterés para corregir irregularidades menores lleva inevitablemente a un efecto en cadena. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y desorden, y esto es algo que no es tomado con la debida importancia por las autoridades, entonces allí se crean las condiciones para que surja y prospere el delito.
Este es un pequeño ejemplo de cómo la Psicología y la investigación social pueden y deben llevarse a la práctica en la búsqueda de solucionar problemas ciudadanos y construir una mejor sociedad para todos.
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