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WALTER MISCHEL Y LA PRUEBA DEL MALVAVISCO

  • Foto del escritor: Manuel Arboccó de los Heros
    Manuel Arboccó de los Heros
  • 28 sept
  • 2 Min. de lectura

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicoterapeuta y escritor





Walter Mischel (1930-2018) fue un psicólogo de renombre además de prolífico autor de obras como Personalidad y evaluación (1968), Introducción a la personalidad (1971), Avances en ciencias de la personalidad (2002) y La prueba del malvavisco: dominar el autocontrol (2014) y es justamente de esta última obra que haremos a continuación una mención.


Walter Mischel. Imagen tomada de la web
Walter Mischel. Imagen tomada de la web



Mischel realizó en los años sesenta un famoso experimento con niños y niñas, más precisamente con infantes, al cual se le conoció como el test de la golosina o del malvavisco o entre nosotros conocido más como un marshmallow (Mischel, Ebbesen y Raskoff Zeiss, 1972). Consistía en hacerlos pasar a una habitación, uno a uno, darles un marshmallow e indicarles que si esperaban unos minutos y no lo comían, luego recibirían uno más, como premio por la espera. Mientras esto ocurría, a los niños se les grababa con cámara oculta.


¿Qué desenlace tuvo todo esto? Veamos, los más pequeños (alrededor de dos y tres años) no se resistían a la golosina frente a ellos y terminaban por comerla. Los de mayor edad (cuatro o cinco años) si bien les costaba hacerlo, lograban tolerar el deseo inmediato y conseguían el segundo dulce prometido. Los mayores, finalmente, esperaban sin tanto esfuerzo los minutos de la prueba (Mischel, Ebbesen y Raskoff Zeiss, 1972).


¿Qué demuestra este experimento? Aspectos por demás interesantes. Los niños y niñas que a medida que crecen no logran tolerar las tentaciones, controlar el impulso, anticipar consecuencias más favorables y tomar mejores decisiones, es muy probable, que no alcancen mayor éxito en lo académico, laboral y económico. Pues para alcanzar grandes logros se requiere tolerancia, una mayor dosis de paciencia, planificación, algo de sacrifico y mucho esfuerzo (Germano y Brenlla, 2017).


Imagen tomada de la web
Imagen tomada de la web



Mientras más pequeños somos, cerebralmente se activan más zonas que se asocian al comportamiento impulsivo y la emoción, y mientras nos vamos haciendo mayores, entran más en funcionamiento las zonas pre frontales y frontales encargadas del autocontrol, el juicio y la planificación.


Imagen tomada de la web
Imagen tomada de la web



Ojo con esos niños y niñas, que no toleran esperar ni un segundo y exigen complacencia inmediata a todos sus requerimientos. Los adultos podemos (y debemos) enseñarles a conseguirlo. Por su bien y por el nuestro. El cerebro es plástico y se modifica según el entrenamiento y la educación recibida. Finalmente, cuando nos encontremos con esos adultos impacientes, impulsivos e intolerantes, pensemos ¿cómo habrían salido ellos de hacerles el test del marshmallow de chicos?




Imagen tomada de la web
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