Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, escritor y profesor de Psicología
Vemos que el Síndrome de Burnout es el fracaso en cuanto a una buena respuesta adaptativa ante el estrés laboral.Se caracteriza por un progresivo agotamiento físico y mental con consecuencias peligrosas (disminución del rendimiento, baja en la concentración, ausentismo, actitudes negativas, sentimiento de bajo logro, mayor posibilidad de depresión, conflictos interpersonales, enfermedades psicosomáticas, entre otros padecimientos).
Revisando la literatura disponible encontramos que según Salvatore Maddi y Suzanne Kobasa -al investigar los factores que hacen que algunas personas se sientan agotadas y consumidas por los estresores y que otras personas se sientan estimuladas y excitadas por ellos-, está la capacidad personal de manejar eficientemente el estrés, que depende de cuatro características: 1) Estilo personal: como cada persona percibe y decide afrontar los eventos. 2) Apoyos sociales; contar con un grupo de soporte quienes estarían disponibles para brindar algún tipo de apoyo de ser necesario. 3) Predisposición constitucional, esto es la fragilidad o la fuerza física y mental que cada uno de nosotros posee. 4) Y finalmente los hábitos higiénicos, es decir aquellas conductas que tenemos para “limpiarnos” de la tensión diaria, como el practicar deporte, salir de paseo, la actividad artística o algún pasatiempo interesante.
Si bien algunos psicólogos prefieren ver en los estilos de personalidad, esquemas de pensamiento y capacidad de ajuste, la causa principal para terminar “quemado”, existen algunas características laborales que inciden en aumentar el estrés laboral, por ejemplo empleos muy monótonos y carentes de incentivos, jornadas laborales muy largas (por encima de las 12 horas diarias), elevado nivel de responsabilidad y presión constante, bajo salario, poca posibilidad de ascenso y un reducido o nulo nivel de participación y toma de decisiones pueden ser causa del burnout. Pensamos también en aquellos regímenes de trabajo donde no hay la seguridad del caso para el empleador (contratos “bamba” y que se actualizan cada tres meses, latente posibilidad de un despido intempestivo y donde no hay beneficios ni compensaciones justas y dignas). Todo esto debería también considerarse en los debates laborales y económicos que se realizan.
No espere privarse en medio de la oficina o que se le paralice la mitad del rostro o tener un pre-infarto para tomar las precauciones del caso. El trabajo es muy importante pero más importante es la salud física y mental, no lo olviden. Si carecemos de ellas, no hay trabajo. Así de simple.
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