DUTTON Y LA SABIDURÍA DE LOS PSICÓPATAS
- Manuel Arboccó de los Heros
- 7 nov 2022
- 4 Min. de lectura
Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, divulgador y profesor de Psicología
Kevin Dutton, psicólogo e investigador inglés, ha publicado un libro de título sugerente: La sabiduría de los psicópatas y en este trabajo nos lleva a revisar el funcionamiento cerebral, la actividad mental y el comportamiento de una diversidad de delincuentes, incluso algunos famosos, intentando desentrañar sus motivaciones y algunos rasgos que quizá, en mayor o menor medida, muchas personas también presentan pero mientras a los primeros su intensidad, frecuencia y principalía los hacen convertirse en temidos psicópatas, en los demás –mucho mejor adaptados- esos mismos rasgos los hacen exitosos, poderosos y hasta famosos; de ahí el subtítulo de su obra: Todo lo que los asesinos en serie pueden enseñarnos sobre la vida. Así nos dice en la página 15 lo siguiente: “He conocido psicópatas que, lejos de devorar a la sociedad desde dentro, han servido mediante una tranquila desenvoltura y tomando decisiones muy duras, para protegerla y enriquecerla: cirujanos, soldados, espías, empresarios, abogados”.
Para poder apoyarse en sus propias reflexiones, el autor hace un recorrido por una gran cantidad de investigaciones de profesionales del área de la psiquiatría y la psicología criminal, amigos suyos muchos de ellos, que revisan las hojas de vida, resultados ante test mentales así como los escáners cerebrales realizados a decenas de criminales para ver algunas diferencias tanto vitales, actitudinales como fisiológicas.

Solía yo decir hace años en clase a los estudiantes de psicología de la personalidad que hay oportunidades donde personas aparentemente muy distintas, convergen, por ejemplo un asesino en serie y un destacado médico cirujano. Claro está que el primero emplea su inclinación sanguinaria para quedarse en el acto destructivo per se, esto es corta, abre, mutila solo por un patológico placer destructivo mientras que el respetado doctor suma una acción más (y de pronto la más sublime) intentar salvar, curar, mejorar al paciente intervenido. Hablamos aquí de pronto en el conocido mecanismo de la sublimación freudiana. Y después de leer el libro parece que tan lejos de la propuesta de Dutton no estábamos.
El autor nos ofrece una gran cantidad de información e investigaciones neurocientíficas sobre el cerebro de asesinos, por ejemplo nos informa que el funcionamiento neuroquímico así como la actividad cerebral no son exactamente iguales en ellos como en el resto de los individuos, o al menos no funcionan igual. Hoy se plantea que diferencias en el trato durante la infancia, así como experiencias diversas pueden producir cambios sutiles en las conexiones internas y en la química cerebral. Dutton indica un dato curioso: la investigación encuentra que los psicópatas tienden a parpadear un poco menos que los demás, lo cual ayuda a conferirles un aire algo desconcertante y hasta hipnótico (p. 45).
Para desactivar bombas, realizar intervenciones quirúrgicas, apagar incendios, hacer espionaje, ser mandamases de enormes empresas, ir detrás de asesinos y criminales y manejar a toda velocidad en la Fórmula 1 se requiere cierto perfil de personalidad, y algunos de esos rasgos, nos explica el texto, son propios de psicópatas. Ahora, el destino de una personalidad con rasgos psicópatas dependería de una cantidad de factores, como la carga genética, los vínculos tempranos, el estilo de crianza, la educación recibida, la inteligencia emocional, la escala de valores y las oportunidades. Mientras algunos canalizarían cierta frialdad, arrogancia, astucia, capacidad de manipular, gusto por el peligro, necesidad de poder y dominio en campos como la política, el deporte extremo, el espectáculo o los negocios, otros simplemente se deslizan en el despeñadero de la delincuencia o la criminalidad más directa. Para Kevin Dutton es perfectamente posible ser un psicópata y no ser un criminal. Digamos que existirían psicópatas funcionales y adaptados a ciertos trabajos que exigen esas características, tanto como existen de los otros, psicópatas abiertamente antisociales y desquiciados. De ahí que nuevamente regresamos a la idea de los tenues límites entre la cordura y la insania, entre ser un súper héroe o un villano psicópata. Nos surge acá una pregunta: acaso para enfrentar al malvado de la historia ¿el súper héroe no debe coincidir con algunos aspectos de la personalidad de su oponente? “La intrepidez, la fortaleza mental, el carisma, la concentración, la capacidad de persuasión y la frialdad bajo presión son cualidades, por así decir, que distinguen a los hombres triunfadores en general”, afirma el psicólogo (p.73).

Psicólogo Kevin Dutton
El mensaje, si es que pudiera decirse así, del texto en cuestión es que ciertas dosis de algunos rasgos que se despuntan en la personalidad psicopática suelen ser muy útiles en el competitivo mundo actual. A saber, el asumir riesgos, el pasar a la acción, el liderar grupos, el poder de comunicar y convencer a otros, suelen ayudar a conseguir posicionamiento, éxito económico y buena imagen social. Dutton compara la psicopatía con la luz del Sol: si te expones demasiado a ella, puedes apresurar tu propio fin de una manera grotesca y carcinógena. Pero ¿qué hay con una exposición regulada y cuidadosa? Su respuesta es que puede tener un impacto positivo y significativo en el bienestar y la calidad de vida propia y de los demás. Ojo, el autor no nos invita a volvernos psicópatas (si es que eso realmente eso se podría conseguir habiendo superado ya la niñez, cosa que lo dudamos) sino aprender algo sobre la personalidad y los contextos en los que nos movemos los seres humanos.
Pero debemos igual estar atentos ante lo que Dutton llama la capacidad hipnótica de los psicópatas, pues como dice el autor: “Aparentemente afables, su encanto, carisma y camuflaje psicológico infalible nos distraen de su verdadero aspecto: la anomalía latente que tenemos justo ante nuestros ojos. Su presencia embriagadora, hipnótica, nos atrae hacia ellos inexorablemente” (pp. 15-16).
El libro está conformado por siete capítulos, y en ellos el autor nos cita a reconocidos expertos en el estudio de la personalidad así como del área forense y criminal, tales como Helen Morrison, Robert Hare, Angela Book, Reid Meloy, Kent Bailey, Scott Lilienfeld, Brian Andrews, Paul Ekman, Richard Davidson, Peter Jonason, Philip Zimbardo, entre otros varios.
Finalmente, estamos ante una lectura amena, ágil, por demás estimulante, que invita a la reflexión y que nos brinda muchos datos y anécdotas sobre la personalidad y los límites de la moral y de la salud mental y puede ser de utilidad para las estudiantes de la carrera.
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