Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, ensayista
Imagen tomada de: https://www.google.com/search?q=racismo+en+el+peru&hl=es_419&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiv08D4n9DgAhXPF7kGHY2aAtEQ_AUIDigB&biw=1024&bih=625#imgrc=6OtLVumPlrTdhM:
Hace unos meses, cientos reclamaron por la imagen publicitaria de una exitosa cadena extranjera de venta de artículos, específicamente por un catálogo de juguetes infantiles, donde aparecían cuatro niñas blancas y rubias cargando sendas muñecas igual de rubias que ellas. Ninguna parecía una común niña peruana y hasta nos animaríamos a decir que ni en los EEUU o en Canadá todas las niñas se ven como ellas.
Nos llamó la atención, no tanto el grito en el cielo que lanzaron oportunamente los que observaron esa desafortunada imagen, sino que saltaran con mucha fuerza ANTE ESA publicidad y no ante otros muchos ejemplos de racismo y discriminación que aparecen a diario en otras revistas, periódicos y series televisivas del país. Y esto nos llevó a pensar en las nuevas formas en que se vive el racismo. Porque la sociedad peruana practica el racismo, seamos claros. Somos una sociedad fragmentada donde seguimos valorando a las personas según su lugar de origen, su color de piel o su estrato socio-económico. La valoración negativa recae sobre todo en los grupos históricamente menos favorecidos, entiéndase los peruanos de origen andino, los afro-descendientes y los grupos amazónicos, producto de siglos de dominio, explotación y exclusión.
Imagen tomada de:
https://www.google.com/search?hl=es_419&biw=1024&bih=576&tbm=isch&sa=1&ei=3mRwXILwIY_M5OUPjNKS4Aw&q=cvr+peru&oq=cvr+peru&gs_l=img.3..0i24l4.141120.142736..142982...0.0..1.77.512.8......2....1..gws-wiz-img.....0..35i39j0i67j0j0i10j0i30j0i19j0i5i30i19j0i8i30i19j0i30i19.LkXDGiZ1ZgU#imgrc=hzOD9pGc4b115M:
Un dato: en los estudios de la CVR (Comisión de la Verdad y la Reconciliación) se indica que resultó “menos problemático” torturar, desaparecer, asesinar o ejercer diversas formas de violencia y crueldad extrema contra quienes eran considerados no solo como diferentes sino sobre todo como “inferiores”.
Pero existe un racismo sutil, llamado también blando o latente. Personas que incluso no se reconocen como racistas pueden expresar prejuicios y comportamientos racistas. Este tipo de racismo es más difícil de detectar, pues es sutil, ligero, a diferencia del racismo clásico y totalmente abierto. Pensemos en los chistes o los típicos personajes de las series, ahí encontramos formas claras (aunque maquilladas) de discriminación y racismo.
El racismo a la antigua conlleva un grupo de estereotipos sobre la inteligencia, laboriosidad y virtuosismo de las minorías, es partidario y defensor de la segregación y de la exclusión más abierta y dura. En el racismo blando o indirecto no, no hay odio sin embargo hay un rechazo a las mejorías dadas a las minorías o la consideración de que el racismo no es un problema y que ciertas personas “exageran” en sus demandas, así como incomodidad de estar cerca de los que “no son sus iguales”, sensaciones que provocan más la evitación del otro que su agresión directa.
En casa y en la escuela también se transmiten formas de segregación y favoritismo. La discriminación en la sociedad no es solo por el color de la piel o los rasgos faciales, también lo es por el sexo, el idioma, los apellidos, la condición sexual, el tipo de ocupación, la casa de estudios, entre otros aspectos. Hace un par de años, por ejemplo, una alumna de una costosa universidad privada llamó -vía twitter- cholos y “de color puerta” a aquellos que pertenecen a una universidad nacional.
En la publicidad peruana se suele relacionar todavía a las personas blancas con las ideas de belleza, status, inteligencia, éxito, bienestar y poder. Es cierto que hoy hay una mayor sensibilidad a estas situaciones. Hace unos 80 años nadie o casi nadie hubiera reaccionado si a alguien no se le permitía entrar a un lugar público o si en la propaganda publicitaria hubieran salido solo niños blancos y de cabello rubio ofreciendo juegos infantiles. Si vemos un poco la atención que las ciencias sociales le han dado al racismo veremos que no pasa de unas seis décadas. De pronto después de la segunda guerra mundial al ver lo que ocurrió con el pensamiento nazi y con el auge del relativismo cultural que cuestiona el determinismo biológico y reivindica el valor particular de cada cultura, la cosa cambió. Así como prácticas democráticas que aparecen y proponen una revisión de leyes que favorecían la discriminación y la segregación. Sabido es (pero no muy comentado pues no conviene o duele aceptarlo) que muchas personas en las primeras décadas del siglo XX (inclusive en ciertas clases altas del Perú) veían no con poco agrado a la cultura germana representada por Hitler, inclusive idealizándola y reconociendo en ella una valor muy por encima de la nuestra, inclusive. Hubo muchos pro-nazis entre las clases más altas y poderosas de la Lima antigua y eso a nadie (o a pocos) escandalizaba en ese momento.
El racismo a la antigua usanza permite desviar la atención del racismo blando que vivimos en la vida cotidiana. Martin Luther King (líder del Movimiento para los Derechos Humanos de los afroamericanos, asesinado en 1968) señaló en su momento que el principal impedimento para conseguir la libertad de los negros no residía solamente en el Ku Klux Klan (organización racista y xenofóbica de extrema derecha de los EEUU) sino en los blancos “moderados” (lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos).
A este propósito recuerdo una tira animada de Mafalda en la que junto a Susanita ven a una persona pobre y viviendo en la calle, Mafalda dice “me parte el alma ver gente pobre”, Susanita comparte ese comentario, a lo que Mafalda agrega “habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres”, para luego Susanita responder “para qué tanto, bastaría con esconderlos”.
Interesante tema profesor.