Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo y divulgador de temas psicológicos
¿Sueles ayudar con frecuencia a la gente que no conoces? ¿Cuál consideras que es la causa de que muchas veces nadie ayude a alguien en problemas? ¿Por qué hay gente que si ayuda? ¿Es innato ayudar o producto del aprendizaje? ¿La ayuda tiene un cierto límite? Son algunas preguntas que nos surgen cuando de ayudar al prójimo se refiere.
Se entiende la conducta prosocial como toda acción de ayuda que beneficia a otra persona sin que necesariamente proporcione beneficios directos a la persona que lleva a cabo la acción. Parecería algo rarísimo sin embargo existe y la psicología social nos ayuda a entender cuándo y por qué ocurre. Veamos:
La probabilidad de una respuesta prosocial ante una emergencia se ve afectada por el número de espectadores presentes, es probable que los espectadores no responden ante una emergencia si hay lo que se ha dado en llamar difusión de la responsabilidad, propuesta que plantea que el monto de responsabilidad de una emergencia se comparte entre los espectadores; es decir, a mayor número de espectadores, menor es la ayuda ofrecida (y más lenta).
Imagen tomada de la web.
Bibb Latané y John Darley, dos psicólogos sociales, estudiaron el punto allá por la década de los setenta y llegaron a la conclusión de que la decisión de ayudar en una emergencia pasa por cinco pasos esenciales:
1. Darse cuenta de la emergencia, cuando una persona está preocupada por asuntos personales, es poco probable que la conducta prosocial tenga lugar;
2. Interpretar una emergencia como tal, cuando las personas que potencialmente pueden ayudar no están completamente seguras de lo que está ocurriendo, tienden a refrenarse y a esperar por más información;
3. Asumir que es tu responsabilidad ayudar, muchas veces la responsabilidad es clara (bomberos, policías, médicos) pero en un grupo que no tiene un líder obvio, hay difusión de la responsabilidad;
4. Saber qué hacer, incluso si un espectador alcanza el paso 3 y asume la responsabilidad, nada útil puede hacerse a menos que esa persona sepa cómo ayudar. Por ejemplo ¿cómo ayudo a alguien que se está ahogando si no sé nadar?;
5. Finalmente, tomar la decisión de ayudar, las personas realizan lo que algunos especialistas llaman un «algebra cognitiva» y sopesan los aspectos positivos y negativos de ayudar. Todo muy interesante.
Además, las acciones prosociales muy a menudo tienen lugar cuando el espectador siente atracción hacia la persona que necesita ayuda y cuando atribuye el problema a circunstancias que están más allá del control de la víctima.
Finalmente, no olvidemos que la exposición a modelos prosociales en la vida real y en los medios de comunicación tienen un efecto positivo en las acciones humanas. De ahí la responsabilidad de los programas y contenidos que se trasmiten.
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