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Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

LAS CARIES DEL DENTISTA

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, psicoterapeuta y escritor


Reza el dicho “en casa de herrero, cuchillo de palo”, muy mencionado para señalar aquellas limitaciones, deficiencias o errores que se presentan en quienes –aparentemente- no deberían tenerlas o cometerlas. Sin embargo, algunas de estas expectativas son solo buenos deseos y hasta puede ser poco real pretender la perfección y la experticia en ciertos casos. Vemos por ejemplo médicos sin empatía, psicólogas neuróticas, profesoras que aborrecen la escuela y a los escolares, abogados corruptos y psicopáticos y hasta nutricionistas con problemas alimenticios. Claro, que esto no es lo esperado ni lo mejor ni lo más recomendable, es obvio. Tampoco todos los profesionales mencionados tienen esas características o conductas, pero ayudan –estos ejemplos conocidos- a identificar las limitaciones humanas presentes, inclusive, en aquellos que por vocación y preparación deberían estar ajenos de esos comportamientos defectuosos.





Ocurre que, la gran mayoría de las veces, los centros de formación universitaria preparan sobre todo en el plano del conocimiento y de la técnica profesional, más no con la misma fuerza y dedicación velan por el desarrollo personal, por el crecimiento moral y mental de sus estudiantes. Difícil tarea cuando, más aún, los aprendices llegan muy jóvenes y con muchas carencias en los planos éticos y psicológicos. La familia -donde encontramos cada vez más padres ausentes, otros tantos indiferentes y algunos hasta miedosos de sus hijos- no hace la labor para la cual está hecha y estos chicos ingresan así con varias fallas afectivas y psicológicas a colegios y universidades donde los docentes hacen –cuando lo hacen- lo que pueden, aunque no siempre es suficiente. Pero no pretendemos echar toda la responsabilidad al colegio o la universidad pues es la familia y son los padres los que deben educar moral y espiritualmente a sus hijos, esto es obvio.


El conocido psicólogo e investigador Howard Gardner (famoso por su teoría de las inteligencias múltiples) decía hace un par de años en una entrevista, que una mala persona no llega nunca a ser un buen profesional; “En realidad, dice Gardner, las malas personas no puedan ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes”. Ciertamente, en estos tiempos de cambios acelerados, reducida comunicación y vínculos poco empáticos, nuestros jóvenes profesionales carecen de una serie de habilidades para enfrentar la vida con relativo éxito; a saber, introspección, respeto, empatía, consciencia social, resiliencia, creatividad y pasión por lo que se hace. Más bien vemos “a muchos dentistas con caries”, muchos profesionales inescrupulosos, torpes, mentirosos, fríos e incultos, y eso debe prevenirse, antes de darles el diploma de egresados, por el bien común, por el bien de todos.



Howard Gardner, imagen tomada de la web.



Entrevista a Gardner disponible en: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160411/401021583313/una-mala-persona-no-llega-nunca-a-ser-buen-profesional.html

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