Por Manuel Arboccó de los Heros
Psicólogo, profesor de psicología y articulista
Elizabeth Loftus (1944 - ) es una psicóloga estadounidense y profesora emérita de la University California (llegó a obtener el cargo de Presidenta de la Association for Psychological Science en 1998) dedicada a la investigación en temas cognitivos y experta en el estudio de la memoria. Ya en el pasado personajes como Freud o Nietzsche habían puesto en duda la claridad y exactitud de nuestros recuerdos(1). Loftus nos recuerda con sus investigaciones y textos el papel que variables como las necesidades y los sentimientos tienen en la memoria del individuo. Si abiertamente se niega, se modifica o se disfraza un recuerdo, esto no tendría por sí mismo más valor que el que puede tener una mentira o una impostación; pero si se trata de situaciones que inconscientemente influyen en la contaminación del recuerdo de una escena original, entonces la desconfianza con esos recuerdos debe tenerse presente.
Con esto queremos decir que no todo hecho o evento que se recuerde de una manera ha ocurrido necesariamente así. Inclusive, y ojo a esto, la investigación psicológica -como la de Loftus- ha demostrado que podemos ‘recordar’ sucesos que nunca pasaron: fueron ‘implantados’ en nuestra cabeza mediante programación y sugestión mental.
Es válido desconfiar de nuestra propia memoria. Esto por el contacto con algunas investigaciones sobre la memoria en particular y el contenido mental en general, en las que se ha establecido aquello que Freud indicara casi un siglo antes: los recuerdos encubridores.
La psicóloga Elizabeth Loftus estudiosa del tema señala que “experimentar un falso recuerdo nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros porque los recuerdos son como reconstrucciones muy fáciles de distorsionar y muy maleables” (Jarrett, 2014, p. 140).
Christian Jarrett nos dice que el trabajo fundamental de Loftus:
“consistió en entrevistar a voluntarios sobre hechos ocurridos en su infancia (incidentes que los padres de esos voluntarios habían explicado previamente al equipo de investigación). Entre diversas experiencias infantiles auténticas, incluyó un incidente totalmente inventado en el que el participante se había perdido en un centro comercial. Así, a lo largo de varias entrevistas, alrededor de un 24% de los participantes acabaron creyendo que ese hecho imaginario había ocurrido realmente, hasta el punto de que adornaron el relato con detalles extraídos de sus propios recuerdos” (ob. cit., p. 140).
No siempre las cosas sucedieron tal y como nosotros lo creemos. La memoria tiene anomalías que pueden deberse tanto a factores netamente psicológicos como a componentes bioquímicos cerebrales, y ni hablar del deterioro orgánico que ocurre normalmente con el pasar de los años. Somos más imperfectos de lo que creemos y la memoria también esconde lo suyo. En la actualidad se ha comprobado que el desarrollo de la memoria es un proceso gradual: el registro, la retención y el recuerdo son menos eficientes antes del desarrollo del lenguaje. Nadie sabe a ciencia cierta con cuánta fidelidad recuerdan los niños de dos o tres años acontecimientos sucedidos en períodos anteriores, cuya memoria estaría condenada a desaparecer.
De aquí que no deba sorprender a nadie que antes del desarrollo completo del lenguaje, los recuerdos no puedan ser retenidos adecuadamente.
Además de su trabajo dentro del laboratorio, Elizabeth Loftus ha sido invitada a aplicar los hallazgos de su investigación en contextos legales; ha sido consultada y proporcionado testimonio como experta en muchos casos.
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(1) Para un trabajo más extenso sobre el punto pueden revisar el trabajo titulado “Piaget y Freud: acerca de la memoria infantil”. (2009). En Revista de Investigación en Psicología, 12(2), 207-215. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Disponible en: (https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/psico/article/view/3765).
Referencia:
- Jarrett, Ch. (2013). 50 teorías psicológicas fascinantes y sugerentes. Barcelona: Blume.
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