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PIAGET, LOS NIÑOS Y EL DESARROLLO COGNITIVO

  • Foto del escritor: Manuel Arboccó de los Heros
    Manuel Arboccó de los Heros
  • 3 mar 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 30 nov 2020

Por Manuel Arboccó de los Heros

Psicólogo, educador


Una de las teorías más difundidas acerca del desarrollo del conocimiento es la del biólogo y psicólogo suizo Jean Piaget (1896-1980). Para Piaget toda conducta de los organismos, se presenta como una adaptación del individuo al medio. Postula que la adaptación es el esfuerzo cognoscitivo del organismo para hallar un equilibrio entre él mismo y su ambiente, y ello depende de la asimilación y la acomodación al mismo. En la asimilación el individuo incorpora funcionalmente aspectos del medio y actúa sobre él, para transformarlo; en la acomodación el individuo por el contrario, se adecúa a la influencia del medio para lo cual el organismo tiene que transformarse.


Estos mecanismos permiten al niño avanzar desde una etapa hasta la siguiente. La asimilación sería pues la tendencia a relacionar un nuevo acontecimiento con una idea que uno ya posee. Se trata, en definitiva; de que el niño adapte el ambiente a sí mismo, a su propia estructura mental. Mediante la acomodación el niño cambia las ideas propias para que puedan coincidir con un acontecimiento nuevo inicialmente desconcertante. Ambos procesos, asimilación y acomodación actúan generalmente siempre juntos.


Por otro lado, Piaget indica que si bien el conocimiento es un componente importante en la psicología de una persona, el otro componente es el afecto. Obviamente hizo una distinción: el afecto aporta “la fuerza motora dinámica”, esto puede entenderse como el interés, la motivación para hacer una cosa en lugar de otra, para aprender algo o no. Nos recuerda que las dos funciones fundamentales del niño (intelecto y afecto) son como las dos caras de una moneda, ambas contribuyen a la adaptación al ambiente. Su teoría descansa en el supuesto de que la personalidad humana se desarrolla a partir de funciones intelectuales y afectivas y de la interrelación de las dos funciones. Todos los atributos de la personalidad, según Piaget, dependen esencialmente de la capacidad intelectual del individuo para organizar su experiencia.


Para el científico suizo el desarrollo es un proceso que se distingue por una serie fases o estadios que van desde el nacimiento hasta el fin de la adolescencia. Cada fase refleja una gama de pautas de organización, que se manifiesta en una secuencia definida dentro de un periodo de edad aproximado en un continuo desarrollo. Completar una fase da lugar a un equilibrio transitorio así como al comienzo de un nuevo desequilibrio que corresponderá a una nueva fase.


Imagen tomada de:




Finalmente, es útil recordar que el niño necesita de la interacción con personas y objetos a fin de sacar provecho de las nuevas aptitudes que la maduración cerebral hace posible. Esta estimulación psicoafectiva y física en la temprana infancia se traduce en un mayor nivel de maduración neurológica y, por lo tanto, en una mayor capacitación intelectual.

 
 
 

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