top of page
Foto del escritorManuel Arboccó de los Heros

SI NO ENCAJA, ES ENFERMEDAD

Por Manuel Arboccó de los Heros

Escritor, psicólogo y profesor universitario


Ha sido una constante a lo largo de la historia buscar alguna forma de poder considerar lo apropiado o lo normal de aquello que no lo era. Aunque no siempre de forma precisa, científica y moral. Un criterio muy empleado ha sido el estadístico según el cual lo normal es aquello que se practica por la mayoría de los miembros de un grupo o colectivo. Cuando los comportamientos no se enmarcan en la norma (regla o pauta), aparece la etiqueta de desviación o enfermedad.





Esto ha significado la relegación, el ostracismo, la persecución y hasta el asesinato de todo aquél que no se ajustaba al estándar, el cual muchas veces era impuesto por las iglesias y sus creencias sobre lo “normal” o por grupos de poder político y económico. No muy lejos de lo que hoy aún se ve, aunque en forma algo menos virulenta que siglos atrás. Antes quemaron brujas que no eran tales sino simplemente mujeres que no querían casarse, no querían tener hijos, o vivir como exigía la mayoría. Conocían de medicina natural, eran inteligentes y divertidas. Seguramente otras sufrían algún trastorno mental pero en esa época no había nada parecido a la psicología moderna razón por la cual terminaron en la hoguera. En la universidad, solemos decirle a nuestros estudiantes que un Einstein, un Mozart o un Dalí son anormales –estadísticamente hablando- ya que lo normal en este sentido es lo promedio, es decir, lo común, lo sólito, pero un Mozart o un Einstein no son comunes sino insólitos, geniales, inesperados, creadores. Se salen del promedio, de la mediocridad.


El sistema ha visto también la forma de “excomulgar” y castigar a todos los disidentes de la normalidad, a todos los que se niegan a formar parte de la ramplonería, la comparsa y el vulgo. Los han diagnosticado con curiosas enfermedades. Por ejemplo, antiguamente si un esclavo escapaba de su amo se le consideraba que sufría de un desorden médico llamado drapetomanía (ver Nota 1) y no que tenía deseos de libertad o si una mujer se negaba a tener relaciones sexuales con su estúpido esposo, se decía que sufría de histeria, de pronto. Y cosas por el estilo. Obviamente estamos hablando del empleo de lo supuestamente científico para mantener el estado natural de las cosas en el sistema dominante de turno.


Hoy está pasando con los niños también. En algunos países se dice que de cada cinco niños tres tienen TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). ¿Es esto así? ¿Es esto cierto? ¿Será que las nuevas generaciones están viniendo con temperamentos difíciles cuando no alterados? ¿O será que ya no toleramos más a los niños y conviene medicarlos y etiquetarlos como enfermos? A estos niños que nacen y se crían en una sociedad acelerada, distante, consumista, violenta, contradictoria y videotecnocrática (Sartori hablaba del homo vídens y de la sociead teledirigida). Y luego esperamos que estos niños sean pacíficos, reflexivos y calmados.



Mafalda, del genial Quino. Imagen tomada de la web.




Por suerte, además de estos criterios estadísticos así como los criterios morales religiosos (muchas veces nefastos dicho sea de paso), han ido elaborándose otros criterios para diferenciar lo sano de lo insano, lo apropiado de lo inapropiado, lo funcional de lo disfuncional. Está el criterio clínico empleado en psicología moderna y en psiquiatría (anormal sería una persona que ya no puede gobernar su propia vida, sufre, se daña o pone el peligro el ambiente que le rodea); el criterio cultural (donde el aspecto conductual humano está sometido a un principio de relatividad y las distintas culturas imparten aprendizajes distintos (Ver nota 2); el criterio de eficiencia (que considera el potencial de actuación y el nivel de rendimiento como pauta para medir la normalidad).


Muchos consideramos también el criterio de intensidad según el cual la diferencia entre normalidad y anormalidad es solo cuestión de grado, esto es, el normal alberga y manifiesta al anormal pero en miniatura y controlado.



____________________

NOTAS:


1 “Es desconocida para nuestras autoridades médicas, aunque nuestros hacendados y capataces conocen bien su síntoma diagnóstico, el absentismo del trabajo [...] Para observar esta enfermedad, que hasta hoy en día no ha sido clasificada en la larga lista de males a los que está sometido el hombre, se hace necesario un nuevo término que la describa. En la mayoría de los casos, la causa que induce al negro a evadirse del servicio es tanto una enfermedad de la mente como otras especies de alienación mental, y mucho más curable por regla general. Con las ventajas de un consejo médico adecuado, si se sigue estrictamente, este comportamiento problemático de escaparse que presentan muchos negros puede prevenirse por completo, aunque los esclavos se hallen en las fronteras de un estado libre, a un tiro de piedra de los abolicionistas...” (Extraído de Enfermedades y peculiaridades de la raza negra, De Bow's Review, Southern and Western States, Volume XI, New Orleans, 1851. Fuente Wikipedia).


2 “Porque en las sociedades donde acontece el fenómeno posesivo, la conducta del poseso y el sentido que ella tiene para el pueblo, están totalmente incluidos en el campo de la conducta comprensible, predecible y normal” (Tomado de Herskovits, M. (2002). El hombre y sus obras. España: Fondo de Cultura Económica)

22 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

LA COMARCA

ความคิดเห็น


bottom of page